jueves, 9 de octubre de 2014

AMANECE

Al clarear el alba,
a veces, la terca niebla
se enreda porfiante
entre los cables de mi azotea.
Sé, que luego saldrá el sol,
y disfruto del velo dócil
de una realidad intuida.
Otras, la negrura lo cubre todo,
la atmósfera asfixia el hálito,
alterando mi sensibilidad.
Esos días hago tiempo,
sé que lloverá y me mojaré,
pues cualquier suave brisa
aviva las nubes y descargan.
Pero hay otros, en que todo es nítido,
la luz entra en mi alcoba,
cegando a las sombras,
acariciando mis oídos,
mimándome la vida,
regalándome esos sueños
que nunca llegaban.
Y siempre amanece.

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