domingo, 28 de septiembre de 2014

NEGRURA



Ojalá que la lluvia te empuje
a la región del perdón.
Que tu savia se diluya
en las aguas de los vertederos,
entre los restos fétidos
de una humanidad olvidada.
Que el tiempo haya disuelto
el dolor que te aferraba
a este mundo de vivos.
Que las gotas arranquen
las moléculas de la impotencia,
y en tu ausencia broten
las fuerzas perdidas,
que se liberen los amarres
que prendieron en mis carnes,
y el caballo azabache
se torne limpio
y galope Libre,
sin amo, sin cinchas,

sin pena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario