sábado, 2 de agosto de 2014

PARAÍSO DA VINCI

Retrato miope
en el espejo insolente,
piel con piel
escudriñando nuevas rutas
de un paisaje transitado.
Se clausuran los recuerdos,
se desechan los relojes,
se abandonan las batallas.
Arpegios misteriosos
espantan mitos del pretérito
postergado, todo pasa
en la siesta del estío.
El cuero usado recupera
la tersura descuidada,
ya no hay pulso acelerado,
ni miradas asesinas,
sólo el goce conocido.
Sobre el lienzo se dibujan
conexiones iridiscentes,
el compás, el choque rítmico,
el juego tántrico pausado,
tu me esperas en el camino,
me acompañas en mi abandono,
y las alas tocan cumbre.
Paraíso Da Vinci,
sólo nuestro, tuyo y mio.

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